Carrie: Puntos de presión fóbica o el terror como reflejo de las problemáticas de una sociedad
Carrie: Puntos de presión fóbica o el terror como reflejo de las problemáticas de una sociedad
Por: Sujeta Poética.
En Carrie, de Stephen King, la llegada de la menstruación representa un giro en la vida de la protagonista; y no, no es el típico giro que nos sucede a todas: cambios hormonales, cólicos, acné, ira desmedida, ascenso a la locura. No, es algo mucho más reconfortante con lo que la naturaleza debería premiarnos a todas por soportar la sangre cada mes: telequinesis.
Si al inicio del libro la llegada de la menstruación -y el ritual traumático de burlas escolares que llevó consigo-, representa un evento canónico para la protagonista al ser la entrada a la pubertad y el resurgir de sus ocultas capacidades psíquicas; al final del libro la sangre vuelve a aparecer causando nuevamente burlas, invocando el trauma que Carrie pensaba casi superado, provocando su venganza.
Carrie es el primer libro de Stephen King, publicado en 1974, y lleva como título el nombre de la protagonista, una adolescente del pueblo de Chamberlain, Maine, que sufre abusos por parte de sus compañeros del colegio Ewen y por parte de su madre, una fanática religiosa que la ha criado bajo un puritanismo dañino y una doble moral que raya en enfermedad -o retraso- mental. Así, Carrie se ve envuelta en un ciclo de abuso al no poder encajar en dos mundos completamente diferentes: el mundo moderno en el que viven sus compañeros y el mundo dogmático de su madre.
Aun siendo el primer libro del autor, ya en él aparecen algunos de los tópicos del terror que King ha propuesto a lo largo de su obra y que han redefinido el imaginario tradicional del género en la literatura: los marginados, los niños traumados y la escuela como espacio terrorífico; esto recogido en los puntos de presión fóbica, concepto formulado por el autor en su ensayo Danza Macabra (1981).
Según King, los puntos de presión fóbica son miedos primarios que viven enterrados en nuestro subconsciente, y que pueden ser personales o colectivos. Por un lado, los miedos personales suelen estar encaminados hacia cosas como animales repugnantes, las alturas, la oscuridad, espacios cerrados que producen claustrofobia o incluso la locura y el monstruo que puede ser una mente trastornada. Por otro lado, los puntos de presión fóbica colectivos están vinculados a nosotros de una forma más cultural y son miedos que actúan como reflejos de las tensiones sociales, políticas y económicas de una época. De esta forma, el género de terror se plantea como una válvula de escape para nuestros miedos, que muchas veces no tienen nada que ver con monstruos o creaturas de otros mundos sino con el miedo a que, por ejemplo, nuestros cuerpos sean violentados, nuestras mentes sean controladas, haya una gran recesión económica o suceda un desastre ambiental.
En Carrie, los puntos de presión fóbica se evidencian en los tópicos señalados anteriormente: niños traumados y marginados en escuelas terroríficas y casas siniestras, lugares que deberían serles acogedores pero que no son más que frías instituciones en las que muchas veces es imposible sentirse a salvo. Además, la venganza también juega su papel entre estos tópicos, pues la niña indefensa y burlada se convierte en masacradora y justiciera.
Aunque Carrie es una especie de antagonista dentro del libro, King sabe ponernos a su favor. A lo largo del relato, Carrie es burlada y abusada, por lo que su masacre nos alegra, nos produce la sensación de que no había otra forma de hacer justicia, y gritamos mentalmente ‘¡Vamos Carrie, tú puedes!’ mientras ella camina por el pueblo incendiándolo todo.
Qué oda a la adolescencia de las perdedoras, de las excluidas, de las raras es Carrie; pero también qué forma de ser escrita una problemática social tan común en Estados Unidos como las matanzas en escuelas. Y es que aquí se encuentra reunido el mayor punto de presión fóbica del libro: los poderes telequinéticos de una niña son solo una excusa para narrar las masacres escolares que tanto aquejan al país, solo que esta vez no se escuchan balas sino un caos proveniente de los ojos concentrados de la niña de la que te burlaste y creíste débil, pero que te puede matar con el poder de su mente.